lunes, 26 de diciembre de 2016

ALEXANDER GRAHAM BELL




         Bell nació en una familia que se interesaba en los problemas del lenguaje. Los padres habían estudiado la mecánica del sonido y el padre fue de los primeros en enseñas a hablar a sordomudos.
         Entre los años 1868 y 1870 Bell trabajó con su padre en el estudio de las palabras, enseñando a los niños sordos de Edimburgo. Dos hermanos suyos murieron de tuberculosis y él mismo estuvo amenazado de correr la misma suerte. Con lo que quedaba de la familia se trasladaron a Canadá en 1870, en donde mejoró rápidamente su salud.
         Al año siguiente fue a Estados Unidos y en 1873 le nombraron profesor de fisiología vocal en la Universidad de Boston. Se enamoró de una alumna sorda, que le alentó a que se dedicase con más intensidad a sus estudios. Se interesó en la producción mecánica del sonido, basando su trabajo en las teorías de Helmholtz y recibió el aplauso del americano Henry.
         Le pareció a Bell que si las vibraciones de ondas sonoras se pudiesen convertir en corriente eléctrica ondulatoria, esa corriente podría otra vez convertirse en ondas sonoras iguales a las originales del otro lado del circuito. De este modo, el sonido podría transportarse por alambres a la velocidad de la luz.
         Un día que había vertido el ácido de una sobre el pantalón, cuando trabajaba con un instrumento proyectado para transportar el sonido, gritó a su ayudante: <Por favor, Watson, ven, te necesito>. Watson, al otro lado del circuito, en otro piso, oyó hablar al instrumento y bajo apresuradamente, a pesar suyo, con gran alegría. Fue ésa la primera comunicación telefónica.
         En 1876 Bell patentó el teléfono, en 1877 se casó y en 1882 se hizo ciudadano americano. (Edison descubriría la transmisión con carbón en polvo que transmitiría la electricidad con más o menos intensidad  al comprimirse o no por las vibraciones que originaba el sonido. Esto creaba una corriente que, a su debido tiempo, volvía a convertirse en ondas sonoras.)
         El nuevo teléfono fue lo más importante de la exposición que tuvo lugar en Filadelfia en el año 1876 para celebrar el centenario de la Declaración  de la Independencia. Fue la sensación de aquel momento, y al emperador brasileño Pedro II le impresionó tanto que dejó caer el auricular para decir: “Habla!!!”. Hecho que salió en los titulares de todos los periódicos. El segundo en probarlo fue un visitante británico, Kelvin, que también se sorprendió muy gratamente. Inmediatamente se introdujo el teléfono en América y Bell, a los treinta años, era rico y famoso.
         Continuó su carrera de invenciones, realizando mejoras en el fonógrafo de Edison. En 1881, de un modo espectacular, inventó un aparato que podía localizar metales para buscar la bala en el cuerpo del presidente Garfield, que se moría lentamente a causa de un atentado. El aparato funcionaba, pero en esta ocasión no dio el resultado esperado y el presidente murió finalmente. A nadie se le ocurrió quitar el colchón de muelles, que hizo interferencias y la exploración no fue buena.
         Bell edificó una casa de verano en Nueva Escocia, fundó la revista americana Science (Ciencia) en 1883, se interesó en aeronáutica y ayudo a Langley económicamente, hizo experimentos con aire acondicionado y con crías de animales.
         Bell recibió muchos honores en vida y en 1915, cuando se inauguró la primera línea telefónica transcontinental, Bell (en el Este) habló, otra vez, con su antiguo ayudante Watson, que estaba en el Oeste. Le repitió lo que le había dicho cuarenta años antes: <Por favor, Watson, ven, te necesito>, y las palabras volvieron a ir de una habitación a otra, pero esta vez no había solo un tabique de por medio, esta vez había todo un continente, las palabras habían ido de costa a costa.
         En 1950, pusieron una efigie de Bell en la Galería de la Fama de grandes hombres americanos.

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